"Nos gastamos más de la mitad de la vida buscando a
alguien que se parezca tanto a nosotros para que nos lo llevemos a la casa y
podamos empreder un especie de aventura sentimental. Pero siempre decimos:
"tiene que ser igual a mí" como si nosotros fuesemos la gran cosa. De
repente a uno le pasa que después de un rato de tratar de conseguir a una gente
así, descubre que después del tiempo ella sale del cuarto, saca la cabeza y
dice: "noche" y uno le contesta: "día", porque así nada
más... Uno dice: "blanco", ella dice: "negro", a uno le
gusta el fútbol, a ella le gusta el baseball y entonces uno comienza a cometer
errores. Uno trata de largarse del lugar, voltea a ver y se supone que tendría
que estar pero se largó antes que nosotros. Uno va y busca por la vida un nuevo
camino. Entonces uno se busca una mujer que se parezca mucho a nosotros, una
que le guste el fútbol también. Y se consigue a una chica que le gusta el
fútbol y ella se consigue a un tipo que le gusta el baseball. Y cada uno
emprende su nuevo camino. A mí me pasó y era impresionante cuando empecé a
salir con esta chica porque yo decía: "hoy tengo ganas ... como no sé...
de ir al cine" y ella me decía: "es justo lo que estaba pensando, yo
también quiero ir al cine". Íbamos a un bar, yo pedía un trago, pedía:
"a mí me da un tequila, por favor" y ella decía: "yo también
quiero un tequila, me encanta el tequila". Entonces se convierte todo en
algo tan maravilloso, tan organizado y tan perfecto que me bastaron 14 días
para aburrirme totalmente de aquella mujer. Mientras por el otro lado, la que
se fue con el basebolista, estaba padeciendo la misma historia, sólo que ella
aguantó un poquito más que yo, aguantó 15 días. Al día número 16 nos hablamos
por teléfono, nos citamos en un café, charlamos un rato y llegamos a la
maravillosa conclusión que para ser amigos es importantísimo ser bastantes
parecidos y afines, pero para ser amantes y amarse no hay nada mejor en el
mundo que ser distintos."